45- Es para las Oblatas de Nazaret
Hijas queridas:
Invocada, desciendo a vosotras desde el Cielo, donde todo es fiesta, para aquellas criaturas que con el amor a Mi Hijo han hecho de su paso terrenal un sendero apropiado para llegar a Nosotros. Y esta fiesta será también para vosotras, después de haber aceptado y vivido vuestras pruebas, después de haber amado en la voluntad de Jesús al mundo, y con esto a los hombres, después de haber dado con corazón sincero y rezado con toda vuestra alma en obras y oraciones.
Y ahora, aceptad vuestras pruebas, ¡pero recordad Caná! Yo pido gracias y ayuda para vosotras a Jesús. Él recibe a través de Mí vuestras plegarias, que Yo Le ofrezco como rosas. ¡Las rosas! ¡Son vuestras plegarias y vuestras obras!
Y veo un camino de rosas, florecido por vuestro amor a Mi Hijo y a Mí. De esto os agradezco, hijas mías, ¡mis golondrinas! ¡Almas claras, en vosotras veo la luz! Aquella luz que Jesús llevó al mundo y que se transmite a través de almas claras, que testimonian la Verdad.
La Verdad está en la Palabra de Jesús, cada palabra suya vivida en vosotros conduce al bien, al amor, y cuando vosotros habléis de Dios. Él os ilumina, ¡es vuestro Pentecostés! ¡Es el amor que crece y que trae a otro amor!
Si todos supiesen amar en Dios, con el pensamiento en Jesús y con mi recuerdo, el mundo no sería tan oscuro. ¡Es la falta de amor la que ofusca la luz! Y el mundo tiene necesidad de amor, y vosotros que dais amor, mucho haréis.
¡Tenéis un dulce deber, y Yo, vuestra Mamá del Cielo, os ayudo! ¡Os ayudo y os bendigo con todo el amor de Madre y con toda la luz de Mi Hijo!
24 de Mayo de 1980, 23 horas