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Introducción
PRIMERA PARTE:
» El Atéismo
Convertidos:
» Ateos Convertidos
1» Agustín María Schowaloff
2» Illemo Camelli
3» Charles de Foucauld
4» Lecompte de Noüy
5» Joergensen
6» Eva Lavallière
7» Charles Nicolle
8» Henri Ghéon
9» Huymans
10» Evelyn Waugh
11» Peter Wust
12» Daniel Rop
13» Leonard Cheshire
14» Fred Copeman
15» Adolfo Retté
16» Takashi Nagaï
17» Giovanni Papini
18» Jacques Maritain
19» Maria Meyer-Sevenich
20» Alberto Leseu
21.1» Paul Claudel
Parte 1
21.2» Paul Claudel
Parte 2
22» Martin Bormann
23» Regina García
24» Ignace Lepp
25.1» Alexis Carrel
Parte 1
25.2» Alexis Carrel
Parte 2
26» García Morente
27.1» Pieter van der Meer
Parte 1
27.2» Pieter van der Meer
Parte 2
28.1» María Benedicta Daiber
Parte 1
28.2» María Benedicta Daiber
Parte 2
29.1» Douglas Hyde
Parte 1
29.2» Douglas Hyde
Parte 1
30» Dorothy Day
31» Svetlana Stalin
32.1» André Frossard
Parte 1
32.2» André Frossard
Parte 2
32.3» André Frossard
Parte 3
33» Sergio Peña y Lilio
34» Sandra Elam
35.1» Janne Haaland MatlaryParte 1
35.2» Janne Haaland MatlaryParte 2
36» Vladimiro Roca
37» Narciso Yepes
38» Leonardo Mondadori
39» Vittorio Messori
40» Conclusión sobre Ateos Convertidos
SEGUNDA PARTE:
» El Judaísmo
Convertidos:
»Judíos Convertidos
41» Hermann Cohen
42» Teodoro de Ratisbona
43» Alfonso María de Ratisbona
44» Henri Bergson
45» Edith Stein
46» Max Jacob
47» Raphael Simon
48» Kenneth Simon
49» René Schwob
50» Jean Jacques Bernard
51.1» Eugenio Zolli
Parte 1
51.2» Eugenio Zolli
Parte 2
51.3» Eugenio Zolli
Parte 3
51.4» Eugenio Zolli
Parte 4
52.1» Karl Stern
Parte 1
52.2» Karl Stern
Parte 2
52.3» Karl Stern
Parte 3
53» Bernard Nathanson
54» Jeri Westerson
55» Jean Marie Lustiger
56» Martin Barrack
57» José Cuperstein
58» Sor Mary of Carmel
59» Reflexiones
TERCERA PARTE:
» Consideraciones
60.1» La ciencia
Parte 1
60.2» La ciencia
Parte 2
60.3» La ciencia
Parte 3
61.1» ¿Existe Dios?
Parte 1
61.2» ¿Existe Dios?
Parte 2
61.3» ¿Existe Dios?
Parte 3
61.4» ¿Existe Dios?
Parte 4
62» Católicos Comprometidos
63.1» Experiencia de Dios
Parte 1
63.2» Experiencia de Dios
Parte 2
64» Conclusión
65» Bibliografía
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Primera Parte 33» Sergio Peña Y Lillo
Autor: P. Angel Peña O.A.R
Sergio Peña Y Lillo es un siquíatra chileno, autor de muchos libros, que se convirtió en 1970, y ha escrito el relato de su conversión en su libro. En el Corazón de Cristo.
Nos dice así: Nací en un hogar católico, pero me convertí en agnóstico y librepensador... Pasé brevemente por el partido comunista...
Experimenté con drogas y comencé una búsqueda obsesionada por lo sagrado.
Leí con pasión los autores esotéricos y herméticos del ocultismo occidental, la metafísica china, los arcanos del tarot y el budismo Zen.
Pero me faltaba algo que no sabía ni lograba precisar72.
Estando una tarde, que jamás olvidaré, en mi oficina privada de la clínica siquiátrica universitaria, me puse a leer casi por mera curiosidad los Evangelios.
En Mateo me enfrenté, podría decir de improviso y a quemarropa, con el pasaje que iba a ser decisivo para el resto de mi vida, la vocación del propio Mateo.
Al leer SÍGUEME, sentí una brusca sacudida. Me quedé como petrificado en el SÍGUEME. Era la alegría emocionante de un reencuentro largo tiempo anhelado. Era la irrupción repentina de lo sobrenatural...
Sollocé con la pena más hermosa y dulce de toda mi vida: un llanto que brotaba de la raíz misma de mi ser. Como un rayo de luz, que visita de improviso las tinieblas, todo se me hacía más claro.
Tenía la sorprendente vivencia de que el Señor a mí me decía: SÍGUEME, SÍGUEME, SÍGUEME. Se repetía la extraña voz en mi interior, con la indescriptible certeza de que, en ese preciso instante, era a mí a quien Jesús llamaba.
¡Era Cristo y era todo! Había sido siempre a ÉL a quien yo buscaba y yo no lo sabía. Me arrodillé y lloré cerca de dos horas con el llanto más puro y más sagrado que puede brotar de mí. Y repetía obsesionado en voz alta: “Eras Tú, Señor, eras Tú...”
Como le ocurrió a Frossard, en un minuto se había trastocado el eje de mi existencia. Había sido ateo y ahora era cristiano para el resto de mi vida.
Desde entonces hasta hoy, quedé cautivo en las redes del divino pescador... Nunca me he vuelto a sentir solo.
Siempre ha estado Él conmigo, sosteniéndome en los momentos más duros y crueles de mi dolor y de mi prueba. Y ahora sé con indecible alegría y gratitud que jamás me abandonará, porque el encuentro con Él es un encuentro para siempre.
Sí, Dios existe, yo también lo encontré. Sólo que no estaba donde yo suponía... Era en lo más profundo de mí mismo, donde habitaba, en lo más íntimo y cercano, en las entrañas de mi propio ser.
Desde ese momento, todo me parecía diferente. Mi existencia adquiría un nuevo sentido... Era un camino de amor hacia Dios73.
72 Peña y Lillo Sergio, En el Corazón de Cristo, Ed. Paulinas, Santiago de Chile, 1992, 4ª Edición, pp.36-37.
73 ib. pp.38-40.
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