Segunda Parte
45» Edith Stein
Autor: P. Angel Peña O.A.R
Edith Stein (1891-1948) nació en Breslau, Alemania, en 1891. Era de familia judía.
Destacó en el colegio y fue a Göttingen a estudiar filosofía. Allí conoció a Husserl y quedó deslumbrada por la nueva fenomenología.
En 1914, en tiempo de la primera guerra mundial, se apuntó como enfermera voluntaria. La enviaron a un hospital austríaco. Atendió a soldados con tifus y heridas de toda clase, recibiendo la medalla al valor por su trabajo en el hospital.
Con el tiempo, algunas conversiones de amigos suyos le impresionaron y empezó a leer obras sobre el cristianismo.
Cuando murió su profesor de filosofía Adolfo Reinach, fue a visitar a la viuda, de la que era amiga, y al ver su fortaleza espiritual, dice:
Allí encontré por primera vez la cruz y el poder divino que comunica a los que la llevan. Fue mi primer vislumbre de la Iglesia, nacida de la pasión redentora de Cristo, de su victoria sobre la mordedura de la muerte.
En ese momento, mi incredulidad se derrumbó; el judaísmo palideció ante la aurora de Cristo, Cristo en el misterio de la cruz103.
Su fe en Cristo se acrecentó de forma decisiva al leer la Vida de santa Teresa de Jesús, escrita por la misma santa.
Dice: Empecé a leer y fui cautivada inmediatamente, sin poder dejar de leer hasta el fin. Cuando cerré el libro, me dije: Ésta es la verdad104.
A la mañana siguiente, se compró un catecismo católico y un misal y se puso a estudiarlos rápidamente. Después, se decidió a asistir en Bergzabern a la misa parroquial por primera vez.
He aquí sus impresiones: Nada me parecía extraño. Gracias al estudio que había hecho previamente, seguía todas las ceremonias hasta el último detalle.
Un sacerdote venerable se llegó al altar y celebró el santo sacrificio con profundo fervor. Terminada la misa, esperé que acabara su acción de gracias.
Luego, le seguí hasta la casa parroquial. Allí le pedí el bautismo... El sacerdote me hizo un examen. Mis contestaciones eran perfectas.
Pasó revista a toda la doctrina católica. El buen sacerdote, lleno de admiración, ya no se atrevía a rechazar mi bautismo.
El 1 de enero de 1922 renacía a una nueva vida con el bautismo y recibía la comunión.
Su madrina Hedwig Conrad-Martius, recuerda aquel día con estas palabras: Lo más bello de todo era su alegría radiante, una alegría infantil105.
A partir de ese día, con permiso, pudo comulgar todos los días. Pero fue tanto su entusiasmo por su nueva fe, que se decidió a entregar su vida totalmente a Dios y entró en las carmelitas descalzas de Colonia el 15 de octubre de 1933, a los 42 años de edad, con el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz.
Así terminaba su itinerario, desde la filosofía fenomenológica de Husserl hasta el Carmelo. Pero la situación de los judíos de Alemania se hacía cada vez más difícil, así que salió de su convento de Colonia para ir al Carmelo de Echt, en Holanda.
Cuando, en la primavera de 1940, Holanda fue ocupada por los nazis, la jerarquía católica holandesa escribió una carta al comisario del Reich, Seyss Inquart, protestando contra el trato vejatorio a los judíos. Se oyeron protestas en los púlpitos como la del obispo de Utrecht.
Las SS. alemanas reaccionaron con represalias, deteniendo a todos los católicos de origen hebreo.
El 2 de agosto de 1942, se presentaron al convento de Echt en busca de Edith Stein y su hermana Rosa, refugiada allí.
Se las llevaron de Holanda con destino desconocido. Más tarde se supo que el destino final de Edith fue las cámaras de gas en el campo de Auschwitz.
Allí entregó su alma a Dios el 9 de agosto de 1942.
El Papa Juan Pablo II la canonizó el 11 de octubre de 1998. Ahora es santa Edith Stein106.
103 Oesterreicher John, Siete filósofos judíos encuentran a Cristo, Ed. Aguilar, Madrid, 1961, p. 435.
104 ib. p. 436.
105 E. de Miribel, Edith Stein, Ed. Taurus, Madrid, 1956, p. 66
106 Puede leerse el libro de Edith Stein, Estrellas amarillas, Ed. espiritualidad, Madrid, 1992