5» Amor - Parte 2
Autor: P. Angel Peña O.A.R
Decía Saint-Exupery que amar no es mirarse el uno el otro, sino mirar juntos en la misma dirección.
Sí, mirar y caminar unidos.
Amar no es tomarse de la mano mirando el televisor o pasearse por los parques tomados de la mano.
Amar es mucho más, es decirse sí el uno al otro en cada momento.
Y decirse sí el uno al otro significa decirle también sí a los hijos y a Dios, para cumplir su santa voluntad.
Es renovar en cada instante de la vida el sí que se dieron un día ante el altar en presencia de Dios, como testigo.
Por eso, cuando hay infidelidad, aunque sea en el pensamiento, se está siendo infiel también a Dios.
Cada pensamiento, palabra u obra, debe unir más a los esposos, porque todo aquello que los separa y aleja uno del otro es desamor, infidelidad al compromiso matrimonial.
De ahí que sea tan importante la oración para poder crecer en el amor de Dios. Cuanto más amen a Dios, más se amarán el uno al otro.
¡Qué hermoso es pedir a Dios cada día nuevos ojos para verse, como cuando eran novios!
Aquellos ojos que lo fascinaban siguen siendo tan bellos como antaño, pero ¿por qué ya no le fascinan?
¿Por qué no le dice el esposo: Eres linda y preciosa y te quiero con todo mi corazón?
¿Por qué la esposa no hace más que criticarlo y rebajarlo como si fuera un hombre incapaz de solucionar los problemas?
¿Por qué no lo valora y no desea tener intimidad con él?
Recuerdo a un esposo que, cuando su esposa se enfermó gravemente y tuvieron que operarla de emergencia, se puso a rezar y le dijo a Dios:
Señor, si sale bien de la operación, te prometo que le voy a dar todos los besos que no le di. Procuraré hacerla feliz de todas las formas posibles.
Ahora comprendo, Señor, el gran regalo que me diste y que yo no he sabido valorar.
Tuvo que llegar un momento difícil parar saber valorar a su esposa y hacer un propósito de enmienda.
Felizmente, la esposa salió bien y el matrimonio mejoró notablemente su relación, ayudados por el grupo parroquial al que pertenecían.
Por eso, no olvidemos que el amor es para hoy y que hay que demostrarlo hoy. No hay que dejar para mañana lo que debemos hacer hoy.
Además, el amor nunca debe darse por supuesto, hay que manifestarlo y decirlo.
¿A quién no le gusta que le digan que lo quieren, que lo admiran, que se sienten bien a su lado?
¡Cuán feliz se sentirá el esposo si se lo dice la esposa!
¡O al revés! También los hombres, que son como niños grandes, necesitan del cariño de la esposa y que ella les manifieste su admiración y agradecimiento.
Ahora quisiera preguntarte:
¿Cuánto eres capaz de sufrir por tu consorte? ¿Qué eres capaz de hacer por él?
Cuando hay problemas, ¿estás dispuesto a dialogar para solucionarlos?