7» Diálogo - Parte 2
Autor: P. Angel Peña O.A.R
Por otra parte los esposos deben tener claro que nadie debe ser más importante que ellos en su matrimonio. Cada uno debe poder decirle al otro con toda sinceridad: Tú eres la persona más importante del mundo para mí.
Nunca la familia de uno de los dos debe primar sobre los intereses o sentimientos del cónyuge. Y muchísimo menos los amigos o los gustos y deseos personales. Uno debe estar dispuesto a darlo todo y a dejarlo todo por hacer feliz al otro.
Por supuesto que esto no es fácil en la vida diaria, pues normalmente cada uno tiene sus preferencias y sus gustos. De ahí que sea tan necesario acudir a Dios para pedir ayuda, cuando uno tenga celos, deseos de gritar o de insultar.
Cuando las cosas no están como uno desea y, cuando se ve con claridad los defectos del otro, es muy fácil corregir sin delicadeza y eso puede crear más problemas. Hay que corregir con amor, hablar con amor, sonreír con amor… Y pedir ayuda a Dios.
Hay estadísticas confiables que afirman que, en cualquier matrimonio roto, uno de los dos tiene el corazón endurecido contra Dios.
Cuando el corazón se endurece, no hay visión de perspectiva eterna. Y por eso, cuando el esposo falla, la esposa debe orar con intensidad y pedir y pedir a Dios por su esposo.
Nada puede haber en el mundo más eficaz ante Dios que la oración de la esposa por el esposo; mucho más incluso, que la oración de su madre, pues Dios los ha hecho UNO por el matrimonio.
En caso de problemas, la esposa debe pedir oraciones, hacer cadenas de oración. Y por otra parte, preguntarse:
¿Qué estoy haciendo para ser más atractiva para mi esposo?
¿Soy la clase de esposa que él espera de mí? ¿Me visto de modo atractivo? ¿Lo atiendo con cariño?
Y cuando el esposo sienta que su esposa ya no lo ama, que no quiere tener relaciones sexuales con él, debe preguntarse:
¿Soy la clase de esposo que ella esperaba de mí? ¿La trato con cariño? ¿Es ella la persona más importante de mi vida?
¿Me preocupo más del trabajo o de mis aficiones que de ella y de los niños? ¿Está bendecido nuestro matrimonio por Dios? ¿Oramos juntos? ¿Está Dios presente en nuestras vidas?
Veamos algunos consejos prácticos para tenerlos en cuenta durante el diálogo:
- Escucha al otro todo lo que te quiere decir. No digas: estoy cansado o estoy muy ocupado. Busca siempre tiempo para escuchar y dialogar con tu pareja y con tus hijos.
- Recuerda el día de su cumpleaños y aniversarios importantes para felicitarlo(a). Y siempre que haga algo digno de mención, aplaude y felicita, porque necesita sentirse valorado(a) para ser feliz.
- Nunca llames por apodos o palabras de desprecio como: Oye, vieja, gorda, pelado, chaparro, idiota… Dile su nombre con cariño.
- Nunca mientas, di siempre la verdad y cumple tu palabra. Lo mismo para corregir a tus hijos que para premiarlos. A tu esposa nunca le prometas algo sin cumplirlo. Sé hombre de palabra.
Y ella que sea una mujer transparente, que nunca finja o exagere para conseguir sus propósitos. Ni que haga chantajes: Si no me das tal cosa, tampoco yo te daré la otra. Los chantajes no pueden fomentar el amor, sino todo lo contrario.
Hay que ser sinceros y transparentes, diciendo siempre la verdad.
- Hay que cuidar la apariencia física para que no se pierda la ilusión del primer amor y no se tengan que avergonzar el uno del otro.
Pero, sobre todo, cuidar el comportamiento y medir las palabras; pues, muchas veces, puede uno quedar avergonzado por el comportamiento arrogante, soberbio, criticón o abusivo del otro; especialmente en público.
Nunca dar malos ejemplos con vicios o borracheras. Hay que mantener el equilibrio y la dignidad en todo momento y saber comportarse de manera ejemplar, sin responder con insultos a las ofensas de los demás.
- La familia de cada uno es la familia del otro. Hay que llevarse bien y amarlos de verdad.
Sus errores o desprecios hay que saber perdonarlos, pues guardar rencor es algo que le hace daño a uno mismo.
Además, el no hablarse con otros miembros de la familia nos empobrece y nos hace daño.
- Es muy importante tomar las decisiones siempre en pareja. Consultarlo todo y no hacer nada sin la aprobación del cónyuge.
Es muy triste que, a veces, hay esposas que piden préstamos para comprar sus cosas y después el esposo tiene que pagarlos con intereses. La falta de transparencia y sinceridad trae muchos problemas.
No hay que hacer nada a ocultas, que pueda ofender gravemente al otro, ni siquiera ir a jugar con los amigos o amigas y, mucho menos, irse a bailar o a una fiesta diciendo que se va a otra parte.
- Piensa siempre en cómo hacer feliz al otro. No importa si se lo merece o no. Hay que intentar siempre hacerlo feliz.
Porque si la esposa, por comodidad, no quiere servirle la comida a la hora de llegada o no quiere dormir con él o no lo atiende en sus pequeños gustos… el esposo sentirá que la esposa lo deja en segundo plano.
Peor si le dice constantemente que ella no es la empleada de nadie. Entonces, ¿dónde queda el amor?
No hay que medir lo que se da. No hay que contar los sacrificios. Hay que dar sin condiciones, hay que amar a todas horas y hay que buscar siempre el bien y la felicidad del otro.
- Cuando se dialoga, hay que evitar sacar los trapos sucios de tiempos pasados.
Hay que concretarse al problema que se esta tratando. De otro modo, la discusión se extiende a otros puntos y todo acabará en amargura y resentimiento mutuo.