X 1c. Oracion
            
             Madre de Dios y Madre mía, aunque mi lengua inmunda es indigna de  nombraros, Vos, que me amáis y deseáis mi salvación, me habéis de conceder el que  pueda invocar en mi favor vuestro santísimo y poderosísimo nombre, de gracia y salud  en vida y muerte. 
               
               ¡Oh Virgen  purísima, oh Madre amorosísima, oh María!, sea para mí en adelante  vuestro santo nombre escudo y defensa, concediéndome que en todas mis  tentaciones, necesidades y peligros, y con especialidad a la hora de la muerte, clame sin cesar: 
               
               «María, María»,  para tener así la suerte de acabar la vida felizmente y veros y bendeciros en el Cielo por  toda la eternidad. ¡Oh clementísima, oh  dulcísima Virgen María, oh Madre amabilísima, qué aliento, confianza y alegría siente mi alma en nombraros y aun solamente en acordarme de Vos! Doy gracias a Dios  de haberos dado, para mi bien, un  nombre tan dulce, un nombre tan amable y tan poderoso.
             Mas no me  satisfago con que mis labios le pronuncien, sino que además quiero nombraros  por amor y con amor; quiero que el amor me tcuerde a cada hora tan  hermoso nombre; quiero poner todo mi amor en él.
               
¡Oh María, oh  Jesús! Vivan únicamente vuestros dulcísimos nombres en mi memoria y en la de mis  prójimos, olvidando cómo se  llaman las criaturas para no tener otros en el corazón y la boca que los  nombres adorables de Jesús y María. 
Jesús amantísimo, Redentor mío; Madre  amorosísima, Madre de mi alma, por vuestros merecimientos os pido, como gracia especial, que a la hora de mi muerte  las últimas palabras que articule sean decir: 
               Jesús, José y María, 
               os doy el corazón y 
               el alma mía.