IX 1b. Ejemplo: Convertida por rezar el Avemaría
             
                         
                          
                            Refiere el P. Carlos Bovio, de la Compañía de Jesús, que en Dormans, de Francia, hubo un ombre que,  aunque casado, vivía mal con otra mujer. 
                            
                            No  pudiendo la suya sufrir esto, de continuo (os maldecía, y clamaba  al Cielo venganza hasta delante de una imagen de nuestra Señora que estaba  en la iglesia, pidiendo justicia contra su adversaria,,  la cual tenía costumbre de rezar diariamente  un Avemaria a la misma Virgen.
                            
                            Una noche se le apareció en sueños a la casada,  ésta empezó al instante a repetir su canción: 
                            
                            Justicia, Señora, justicia.» Pero la Virgen le respondió: 
                            
                            «¿Justicia me pides a Mí? Búscala en otra parte.» Después añadió: «Has de saber que aquella pobre pecadora me reza todos los días una salutación tan de mi agrado, que nadie, que la rece puedo  consentir sufra ni reciba castigo por  sus pecados.»
                            
                Por la mañana fue a oír misa  donde se veneraba la imagen que en sueños había visto y encontrándose, al salir, con la amiga de  su marido, comenzó a voces  a llenarla de injurias y a tratarla de hechicera, que con sus hechicerías había también encantado  o engañado a la Virgen. 
                
                La  gente espantada, le decía  que se callase; pero ella respondía:
                
«No quiero callar, y lo que digo es la pura verdad; esta  noche se  me ha aparecido la Virgen,  y, pidiéndole justicia, me la negó por una salutación que esta malvada le dice.» 
Preguntaron a ésta qué salutación era aquélla y respondió que no era más que un  Avemaria; pero oyendo al mismo tiempo  que por tan poca cosa la miraba María  Santísima con tanta piedad, corrió a echarse a los pies de aquella santa imagen, y, pidiendo perdón de sus escándalos, hizo  allí públicamente voto de perpetua continencia; después se puso hábito  de beata, edificó una estancia reducida  cerca de la iglesia, y allí encerrada  perseveró hasta la muerte haciendo rigurosa penitencia.