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GLORIAS DE MARIA

Maria Reina de los Angeles y de los Hombres

Autor: San Alfonso Maria
de Ligorio

Fuente: iteadjmj.com


I- Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia

» 1a. De la confianza que debemos tener en la Virgen, por ser Reina de la Misericordia

» 1b. Ejemplo:
Maria la pecadora, convertida en la hora de la muerte.

» 1c. Oracion

» 2a. Que debemos tener aún mayor confianza en la Virgen María, por ser nuestra Madre

» 2b. Ejemplo:
Conversión y santa muerte de un protestante.

» 2c. Oracion

» 3a. Del grande amor que nuestra Madre nos tiene

» 3b. Ejemplo:
Santa muerte de una pastorcita.

» 3c. Oracion

» 4a. María también
es Madre de los
pecadores arrepentidos

» 4b. Ejemplo:
Ernesto, el monje bandolero

» 4c. Oracion


II- Vida y Dulzura

» II- 1a. María es vida nuestra, porque nos alcanza el perdón de los pecados

»II- 1b. Ejemplo:
Elena, convenida por rezar el rosario.

»II- 1c. Oracion

» II- 2a. La Virgen también es nuestra vida, porque nos obtiene la perseverancia.

»II- 2b. Ejemplo:
Conversión de María Egipciaca.

»II- 2c. Oracion

»II- 3a. María hace dulce la muerte a sus devotos

»II- 3b. Ejemplo:
María asiste a una pobre moribunda desamparada.

»II- 3c. Oracion


III- Esperanza Nuestra

» III-1a. María es esperanza
de todos

»III- 1b. Ejemplo:
Resucitada por la oración
del marido.

»III- 1c. Oracion

»III- 2a. María es la esperanza de los pecadores.

»III- 2b. Ejemplo:
Perdonado por intercesión
de María.

»III- 2c. Oracion


IV - A Ti clamamos los hijos de Eva

» IV- 1a. María ayuda prontamente a todos los
que la invocan

»IV- 1b. San Francisco de Sales, socorrido por rezar el «Acordaos»

»IV- 1c. Oracion

»IV- 2a. Poder de María contra las tentaciones

»IV- 2b. Ejemplo:
Amparado por la Virgen en el tribunal de Cristo.

»IV- 2c. Oracion


V- A Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas

» V- 1a. Cuan necesaria sea para salvarnos la intercesión
de nuestra Señora

»V- 1b. Ejemplo:
¡Jamás renegaré de mi Madre!

»V- 1c. Oracion

»V- 2a. Prosigue la misma materia

»V- 2b. Ejemplo:
Escritura arrebatada al demonio.

»V- 2c. Oracion


VI- Ea, pues Señora, abogada nuestra

» VI- 1a. María es nuestra abogada, y tiene poder para salvarnos a todos.

»VI- 1b. Ejemplo:
Camino del patíbulo,
salvado por María.

»VI- 1c. Oracion

»VI- 2a. María es abogada compasiva y no rehusa defender la causa de ningún desvalido

»VI- 2b. Ejemplo:
La Virgen, portera de un monasterio

»VI- 2c. Oracion

»VI- 3a. María hace las paces entre Dios y los hombres

»VI- 3b. Ejemplo:
Conversión de Benita.

»VI- 3c. Oracion


VII- Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos

» VII- 1a. María Santísima mira con gran compasión nuestras miserias para remediarlas

»VII- 1b. Ejemplo:
El demonio, disfrazado
de mona

»VII- 1c. Oracion


VIII- Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

» VIII- 1a. María libra del infierno a sus devotos.

»VIII- 1b. Ejemplo:
Diversa suerte de dos estudiantes calaveras.

»VIII- 1c. Oracion

»VIII- 2a. María alivia a los suyos las penas del purgatorio y les saca de ellas

»VIII- 2b. Ejemplo:
Alejandra se salva por el Rosario.

»VIII- 2c. Oracion

»VIII- 3a. María lleva sus siervos a la gloria.

»VIII- 3b. Ejemplo:
Tomás, monje, oye cantar
a la Virgen

»VI- 3c. Oracion


IX- ¡Oh Clemente!, ¡Oh Piadosa!

» IX- 1a. Cuan grande sea la clemencia y piedad de María.

»IX- 1b. Ejemplo:
Convertida por rezar el Avemaría.

»IX- 1c. Oracion


X- ¡Oh Dulce Virgen María!

» X- 1a. El nombre de María es dulcísimo en vida y en muerte.

»X- 1b. Ejemplo:
Arrancada de las garras
del demonio.

»X- 1c. Oracion


Oraciones,
Muy devotas de algunos santos a la Divina Madre

»De San Efrén

»De San Bernardo

»De SanGermán

»Del Abad Célense,
llamado el idiota.

»De San Metodio

»De San Juan Damasceno

»De San Andrés de Candía

»De San Ildefonso

»De San Atanasio

»De San Anselmo

»De San Pedro Damián

»De San Guillermo.
Obispo de París

»De Santo Tomas de Aquino

»De San Alfonso María
de Ligorio.

 

VI 3a.  María hace las paces entre Dios y los hombres


Es la gracia de Dios un tesoro de valor infinito, como dice el Espíritu Santo (Sab., 7, 14), porque nos eleva a la dignidad de hijos del Excelso, a quienes nuestro divino Salvador llamó amigos suyos (Jn., 15, 14), así como el pecado es una mancha tan execrable y fea, que priva al alma de aquella dichosa amistad y hermosura, haciéndola abominable a los ojos de Dios (Sab., 14, 9) y su enemiga capital.

¿Qué debe hacer el pecador que se ve caído en semejante abismo? Necesita un mediador que interceda por él y le ayude a recuperar el bien perdido. Tú que has perdido a Dios, quienquiera que seas, dice San Bernardo, consuélate con saber que el Señor te ha dado con su divino Hijo tan poderoso medianero.

Pero, ¡ay dolor!, ¿por qué los hombres han de tener por severo al Mediador clementísimo que dio la vida por salvarnos? ¿Por qué han de temer que sea terrible la misma dulzura y amabilidad?

Aliéntate, pecador, y no temas, y si es que los pecados te hacen temblar, acuérdate que Jesús los clavó consigo en el madero de la cruz, y satisfaciendo por ellos a la divina justicia, los borró de tu alma
Mas si lo que te atemoriza es su majestad y grandeza, pues que no dejó de ser Dios, aunque hecho hombre, tienes quien abogue con Él.

Acude a María, que Ella pedirá por ti y será oída. -.Intercediendo el Hijo por ti delante de su eterno Padre, que nada le puede negar. Hermanos míos, María es la escala por donde recobran de nuevo los pecadores la hermosura de la divina gracia. Este es el motivo más poderoso de nuestra esperanza.

Oigamos en los libros de los Cantares (8, 10) las 'palabras que pone en su boca dulcísima el Espíritu Santo: Yo soy defensa de los que me invocan, y la misericordia de mi pecho es para ellos como una torre de asilo. A este fin la constituyó el Señor medianera y conciliadora de paces entre Él y los pecadores.

No hay duda: María es la pacificadora, la que sabe alcanzar de Dios paz a los enemigos, salud a los desahuciados, perdón a los delincuentes y misericordia a los desesperados. Por eso la llamó su divino Esposo (Cant., 1, 4): Hermosa como los pabellones de Salomón.

En las tiendas de David no se trataba más que de guerra, pero en las de Salomón sólo se hablaba de paz; dándonos a entender así el Espíritu Santo que esta Madre misericordiosa no habla de guerra ni de venganza contra los pecadores, sino de paz y clemencia.

Figurada estuvo en la paloma de Noé, que saliendo del arca volvió con el ramo de oliva, en señal de la paz que ofrecía Dios a los mortales.

María fue la paloma candida y hermosa enviada del Cielo con ramo de oliva, símbolo de misericordia, porque nos dio a Jesús, fuente de toda misericordia, que en virtud de sus méritos infinitos nos alcanzó todas las gracias y favores que Dios nos dispensa. Por Ella, dice San Epifanio, se dio la paz al mundo, y por Ella siguen a cada hora reconciliándose con Dios los pecadores.

Figura suya fue también el arco iris que rodea el trono de Dios, visto por San Juan (Apoc., 4, 3), porque siempre asiste al tribunal divino para suavizar las sentencias y castigos que merecen nuestros pecados.

Ella es aquel arco de hermosos colores que quiso significar el Señor cuando dijo a Noé (Gen., 9, 13) que pondría en las nubes su arco de paz, para que, viéndole, se acordasen los hombres de la perpetua paz que con ellos quedaba hecha. Aquél recordaba la promesa que Dios se dignaba hacer, y éste nos alcanza remisión de las ofensas y seguridad de perpetuas paces.

Por igual razón es comparada con la luna: Hermosa como la luna (Cant., 6, 9); pues así como la luna está entre el Cielo y la tierra, así María se interpone continuamente entre Dios y los pecadores para aplacar la divina justicia, iluminar los entendimientos y volvernos a nuestro Criador.

Ved aquí su principal oficio: levantar las almas a la gracia divina, reconciliándolas con Dios. Apacientas tus cabritos, se le dice en los Cantares (I, 7).

Sabemos que los cabritos son figuras de los pecadores, así como los corderos o mansas ovejas significan los escogidos, que se colocarán en el último día a la diestra del supremo Juez, mientras que los otros desventurados estarán a la izquierda.

Pues, ¡oh Pastora divina!, a vuestro cargo quedan los cabritos, para que Vos los convirtáis en corderos, y hagáis que también vayan a ponerse aquel día al lado de la felicidad. Se reveló a Santa Catalina de Sena que la Virgen fue criada para ser cebo suavísimo que prendiese a los hombres y los restituyese a Dios.

Sólo hay que advertir que no a todos los cabritos pecadores los salvará, sino a los que la sirvan y veneren; éstos son sus cabritos; porque los que viviendo en los vicios no procuran merecer su favor con algún obsequio particular, ni se le encomiendan con deseo de salir de su mal estado, no pertenecen a su grey, y, por tanto, la izquierda será en el juicio el lugar que les corresponde.

Hubo un hombre noble que por la multitud de los delitos que había cometido, desconfiaba ya de conseguir su salvación; pero sabiéndolo un religioso, le exhortó a valerse del amparo de María Santísima bajo la advocación de una imagen que se veneraba en cierta iglesia.

El caballero fue, y al  instante que vio la imagen sintió como que le animaba a echarse a sus pies con toda confianza. Corre, se postra, y al ir a besárselos, la imagen, que era de talla, le dio a besar la mano, en la cual estaban escritas estas palabras:

Yo te libraré;
con lo que el hombre concibió de repente tan gran dolor de sus pecados y tan inmenso amor de Dios y de aquella Madre dulcísima, que allí cayó muerto a sus sagrados pies.

¡Oh y a cuántos pecadores obstinados trae a Dios cada día este imán de nuestros corazones! Pudiera referir muchos casos sucedidos en nuestras misiones y las ajenas, de algunos que a los demás sermones se mantuvieron duros y empedernidos; pero oyendo, al fin, predicar de las misericordias de María, se compungieron y se convirtieron.

Dicen que el unicornio es un animal tan feroz, que no hay quien pueda darle caza, y que solamente a la voz de una doncella se rinde, se acerca y deja que le ate. ¡Cuántos pecadores que huían de Dios, más bravos que las fieras, vuelven a las voces de esta Virgen amorosísima, y de su mano se dejan mansamente ligar y conducir a Dios!

A este fin fue ensalzada a la dignidad de Madre de Dios, para que medie y alcance la salvación a muchos, que, atentos a sus obras y al rigor de la divina justicia, no se salvarían.

Más por el bien de los pecadores que por el de los justos, se ve tan  entronizada; semejante a lo que afirmó de Sí Cristo nuestro Redentor, hablando de los motivos de su venida al mundo.

¡Oh Señora!, obligada estáis a favorecer a los pecadores, porque todas las prerrogativas y grandezas que habéis recibido (comprendidas en el título de Madre de Dios) a ellos las debéis, pues por su causa tenéis a Dios por Hijo. ¿Cómo con esto podrá ninguno desconfiar?

En la oración de la Misa de la vigilia de la Asunción nos dice la santa Iglesia que María fue llevada a los Cielos para que allí, de continuo, se interponga por nosotros con la certeza de ser oída.

Por esto es llamada arbitra, que dispone de todo a su voluntad, y con cuya sentencia y decisión siempre se conforma el supremo Juez. ¿Qué mayor seguridad podemos desear? ¿Qué fiadora más acepta a los deseos de Dios ni que mejor pueda reconciliarnos con Él? Como el Señor solicita por todos los medios la reconciliación de los pecadores, para que no dudásemos de alcanzar el perdón, nos la dio por prenda segura.

¡Oh pecador!, anímate oyendo esto, y si por la muchedumbre y gravedad de tus pecados temes que Dios, indignado, tome venganza de ti, ve a buscar a María, esperanza de pecadores, sabiendo que el mismo Señor le confió el oficio y encargo de socorrernos y ayudarnos a todos.

¿Qué temor ha de tener de salir mal el reo a  quien la madre del juez se ofrece por abogada y madre? Y Vos, Señora, que lo sois, ¿os desdeñaréis de interceder con vuestro Hijo, que es el Juez, por otro hijo, que es el pecador?

¿No pediréis al Redentor por un alma redimida con su propia sangre? Con toda eficacia rogaréis por los que recurren a Vos, como mediadora que sois entre el Juez y el delincuente.

Tú, pecador, cualquiera que seas, por más atollado que estés, por más antiguas y encanceradas que sean tus llagas, no desconfíes; antes bien, da gracias a Dios de que para usar contigo de misericordia, no sólo te haya dado a su unigénito Hijo por abogado, mas para que mayormente confíes, te ha provisto también de una medianera que todo lo alcanza. Implora su favor, y te salvar

   


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