Oración: de San Guillermo,obispo de París
¡Oh Madre de Dios! A Vos acudo, y os suplico que no me desechéis, ya que toda la comunión de los fieles os titula y proclama Madre de misericordia.
De tal manera Vos sois amada de Dios, que siempre os escucha; vuestra piedad jamás ha faltado a ninguno; vuestra dulce afabilidad no ha rechazado nunca a pecador alguno por grande que fuera su crimen, si se ha encomendado a Vos.
¿Por ventura la Iglesia en vano os llamaría su abogada y el refugio de los miserables?
Dios no permite que mis culpas os impidan ejercer el grande oficio de piedad que se os ha confiado en calidad He abogada y mediadora de paz, única esperanza y refugio seguro de los desdichados.
Dios no permita que su Santísima Madre, la cual dio a luz la fuente de misericordia por la salvación de todo el mundo, rechace a ninguno de los miserables que acudan a ella.
Vuestro oficio es el de reconciliadora entre Dios y los hombres; socorredme, pues, con vuestra inagotable misericordia, que es mucho mayor que todos mis pecados.