II 3b.Ejemplo: Maria asiste a una pobre moribunda desamparada
             
            
             Demos fin a este  discurso con otro ejemplo que descubre  igualmente la ternura de tan buena Madre para con sus hijos queridos en aquella hora.  
               
               Estaba ayudando a bien morir el párroco de cierto lugar a un hombre  rico, en una casa muy bien puesta, con asistencia de muchos criados, parientes y amigos; pero veía también a los  diablos que, en forma de perros hambrientos, estaban cerca esperando su alma; y así fue que al instante  que acabó de expirar se la llevaron, por haber muerto en pecado mortal.
             En el ínterin fue  el cura mandado llamar a casa de una  pobre que estaba también para morir y  pedía los Santos Sacramentos. 
               
               Mas no pudiendo a un tiempo asistir  a los dos, envió a otro sacerdote con el Viático, el cual no halló en la estancia de aquella buena mujer ni criados ni muebles preciosos, y acaso estaba echada por su pobreza en un poco de paja; pero vio el cuarto lleno de resplandor,  y cerca de la moribunda, a la   Reina de los ángeles,  consolándola y enjugándole con un lienzo el sudor de la muerte. 
               
               Por  respeto a tan gran Señora, no se atrevía a entrar; pero la Virgen le hizo señas que entrase, y le mostró un banquillo para que, sentado en él, oyese la confesión de su sierva, la cual se confesó, recibió con gran  devoción el Santísimo Sacramento y a  poco entregó su alma dichosamente en brazos de María.